lunes, 14 de noviembre de 2011

CAMPO DE FLORES LILAS

Suspiro en este campo de batalla


aquí los hombres se mataron
por razones que pocos recuerdan.
La noche, que no miente
prefigura desde entonces
el vientre de la ballena
que nos ha de tragar un día.

¿Arde aún en los espíritus la herida?
¿Mana todavía el surco que abrió la bayoneta?
La punta del metal se desvió con fuerza sobre el hueso,
a esa hora los hombres eran cadáveres,
no alcanzaban a cerrar sus ojos inauditos.
Larvados de inmundicia
descendían en esta misma tierra
donde hoy crecen las flores.

Ahora procuro recoger mi alma en este mismo sitio
este tiempo distinto.
Trataré de no llorar por los caídos
sonrisas de fotos agrisadas
pero no miento si digo
que podría oír las gárgaras de sangre
sobre el barro que se les fue formando
bajo las tripas.

Vagan afantasmados todavía, con sus alaridos
andan con nosotros
en el miedo que no pudimos sacudirnos,
merodean, como el viento frío.

Leva Cosanovich.
14 de Noviembre de 2011.
V. del P.

domingo, 13 de noviembre de 2011

REPRESALIA

Esa palabra venía huyendo de mí desde hace días, asomaba a la punta de mi lengua…y nada…yo comencé a odiarla en algún momento, iba y venía, ella le otorgaba la importancia de un comino a mis insomnios, siempre a la búsqueda yo, moderno Ahab con el arpón listo en mi mano derecha, inclinado como un anacoreta en la semi oscuridad y la canoa lista y toda mi tripulación lista...fulano, mengano, todos listos, solo me faltaba ella.
Poco le importó que yo invocara a todos los dioses de mi Panteón personal navegando los mares del hemisferio sur, oscuro poeta de estas latitudes; la palabra nunca vino mordiéndome los labios, jamás llegó.
Vacías están algunas de mis hojas, las mejores, como ametralladas en ese lugar donde ella falta por un loco inservible que vendría a ser yo, con mis ojeras de siempre sobre los anteojitos de leer, levantado bien temprano y el mate a la mano para no dormirme mientras todos duermen.
Por su culpa he decapitado a otra palabra, una parecida, casi igual a la que nunca me llegó.
Tijera en mano, lentamente, con algo de piedad, apuñalé otra vez mis hojas en todos los sitios en que la había escrito hasta dejarlas como un queso gruyere.
Total, nunca estuvo a la altura de las circunstancias.

Leva Cosanovich.


13 de Noviembre de 2011.
V. del P.