miércoles, 11 de mayo de 2011

CLAVES

I
En la portada del libro que he llevado en mis bolsillos, estaba la clave del final.
II
He perdido la capacidad de asombro en el acoplamiento, las infinitas miradas que cupieron en aquél primer golpe de vista, el perfume que emanaba de ese cuerpo al que solo he llegado de rodillas, a duras penas, siempre a ras del suelo.
III
Ocultabas, cada ruido melodioso de tu esqueleto entre mis sábanas negras, piedra insomne goteando imperceptible. Aquélla estalactita transformó mi paisaje austero de millones de años.
IV
Tus senos empujaban el aire hacia mí, jamás lograré huir de mis instintos. Zapatero desvergonzado, con los zapatos rotos de tanto caminar, fui siempre.
V
Los círculos suelen ser divinos pero la memoria es de todos, cuenco de oro atiborrado de aserrín, virutas de huesos de los que nos antecedieron. Con ello amasamos nuestros anárquicos días, las horas irreverentes en que por fin, logramos atrevernos.
VI
Algunos ilustres de limpia conciencia, lograron asearla solamente lavándose las manos.
VII
La memoria es una mesa con sobras de buenos platos en la que siempre, con un poco de alcohol, logramos solazarnos.

Leva Cosanovich.
Mayo de 2011.