sábado, 5 de septiembre de 2009

VIEJOS QUE SE MURIERON DE VIEJOS

Maldito el hombre que no huye del amor.

Suicida. No suele ser lo más inteligente
ir impávido hacia lo recio de las llamas
ver cómo los demás hacen gastos horrorizados
para que uno salve el saco de la chamusquera.

Uno arriesga sus ojos cuando se detienen
un segundo de más en otros ojos.
Sonríe al no recordar un nombre
Idiota que se sabe condenado, pero ríe
y no hace caso a los viejos que lo aleccionan
desde la mala suerte llena de unas copas.

Un día no muy lejano llegará al mismo bar
idéntico sujeto. Más bien será una noche,
sin corbata, entrado en carnes y resquemores
vendrá en busca de unos viejos ya muertos de viejos.
Vendrá desde una casa idéntica a la mía
Los mismos números, rota, la puerta de salida.

Leva Cosanovich
 
levacosanovich@hotmail.com

TOBOGANES

                                    
Hubo una tarde,
Indivisa, rítmica, sin pantomima.
(Carteles con flechas encontradas
Chismes, para nuestra juventud)

Hubo una tarde,
Sin preguntas y respuestas
Sin sortilegios
No nos escondíamos,
Y una avenida que no tendría fin
Una semana laboral de cinco días
(Tarde de acuarelas, benigna)

Pero también había señales de espejos
Que nos llegaban nítidas.
Hubo también toboganes en el cielo,
Un tiempo antes
De que el sol se apagara sin remedio.