Maldito el hombre que no huye del amor.
Suicida. No suele ser lo más inteligente
ir impávido hacia lo recio de las llamas
ver cómo los demás hacen gastos horrorizados
para que uno salve el saco de la chamusquera.
Uno arriesga sus ojos cuando se detienen
un segundo de más en otros ojos.
Sonríe al no recordar un nombre
Idiota que se sabe condenado, pero ríe
y no hace caso a los viejos que lo aleccionan
desde la mala suerte llena de unas copas.
Un día no muy lejano llegará al mismo bar
idéntico sujeto. Más bien será una noche,
sin corbata, entrado en carnes y resquemores
vendrá en busca de unos viejos ya muertos de viejos.
Vendrá desde una casa idéntica a la mía
Los mismos números, rota, la puerta de salida.
Leva Cosanovich
levacosanovich@hotmail.com
Rainer Maria Rilke - Cartas a un joven poeta "Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Anteriormente les preguntó a otros. Los lleva a las revistas. Los coteja con otros, y se preocupa porque algunas redacciones los rechazan. Entonces (como usted me ha permitido aconsejarlo), le suplico que abandone eso. Usted mira hacia fuera y, es precisamente lo que no debe hacer ahora. Nadie puede aconsejarlo ni ayudarlo, nadie".
sábado, 5 de septiembre de 2009
TOBOGANES
Hubo una tarde,
Indivisa, rítmica, sin pantomima.
(Carteles con flechas encontradas
Chismes, para nuestra juventud)
Hubo una tarde,
Sin preguntas y respuestas
Sin sortilegios
No nos escondíamos,
Y una avenida que no tendría fin
Una semana laboral de cinco días
(Tarde de acuarelas, benigna)
Pero también había señales de espejos
Que nos llegaban nítidas.
Hubo también toboganes en el cielo,
Un tiempo antes
De que el sol se apagara sin remedio.
Indivisa, rítmica, sin pantomima.
(Carteles con flechas encontradas
Chismes, para nuestra juventud)
Hubo una tarde,
Sin preguntas y respuestas
Sin sortilegios
No nos escondíamos,
Y una avenida que no tendría fin
Una semana laboral de cinco días
(Tarde de acuarelas, benigna)
Pero también había señales de espejos
Que nos llegaban nítidas.
Hubo también toboganes en el cielo,
Un tiempo antes
De que el sol se apagara sin remedio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)