sábado, 26 de mayo de 2012

HIJO DE HOMBRE














Correlo al Jesucristo,
para poder andar,
para moverte
y bailar cantando con la boca llena
con los bolsillos repletos.

Correlo a ese perdedor,
vago importante que fabrica vino del mejor
y el mejor siempre es el postrero.
Correlo de la puerta de tu templo,
doblale las muñecas,
que gima,
quitale el látigo de cuero,
volvé a armar las mesas de los cambistas,
la jaula de las palominas,
inclináte con nosotros a juntar
las monedas que se desparramaron,
y dejá nomás que Jairo siga muerto
no mires a su madre
ni escuches a su madre
sobre todo el llanto de su madre
ni a la mujer del flujo de ocho años
ni a Nicodemo sobre ese sicómoro
nada de nada de arrepentimiento.
Qué es eso de devolver lo que se ha robado
dejalo al Jesucristo al pie de la barca
mientras dormís sobre un cabezal
tampoco eches tu red a la derecha,
ni vayas sobre el agua
ni te enojes con el mal tiempo.

Que no hay nada que puedas hacer por vos mismo
Ni por mi,
ni por quien te quita el sueño
Ni por tu enemigo.

Que ya fuiste el que jamás quisiste ser
el que odiás
y saludás cada mañana
cuando te ves en el espejo.

Mírate,
hijo de mil hombres
pobre,
con la cabeza a cuestas
y el corazón en el regazo,
hijo de mil hombres,
atormentado
en pos de los recordatorios
uno, el que te dio la vida
dos, el que te dio la muerte.

Correlos a todos esos Jesucristos
que solo quieren que sonrías cuando abrís la mano
que llores solamente en compañía de otro desdichado.

Leva Cosanovich
Buenos Aires.